Física.

- ¿Entramos o nos vamos por ahí?- le propone a la chica, ella mira el salón, hay muchas carpetas vacías, el profesor aún no ha llegado. Piensa por un momento en algo que él nunca sabrá. Lo mira mirándola. Salen de la facultad cogidos de la mano.
- ¿No tienes calor?- pregunta ella mirándolo. Con lástima.
- Me cago de calor, pero estamos obligados a ir con terno a la oficina – responde el mientras se acomoda la mochila en el hombro.  Las calles de la universidad lucen con poca gente aún, es marzo y muchos de los alumnos recién se reincorporan en la segunda quincena, algunos en abril, alargando la agonía de las vacaciones. -¿No entran a clase chicos?..muy mal ah…jaja- les resondra al vuelo Patricia mientras corre rumbo a la facultad, abrazando sus libros mientras se pierde por algún pasillo, siempre con esa sonrisa cómplice que a él le encanta y ella detesta. Su cabello negro y su piel tostada delatan sol, diversión.  Él recuerda algo que ocurrió hace unas semanas, sonríe. Ella lo mira, parece odiarlo.
El sol reina en esas horas, no fue una buena idea salir, piensa él. El sol de marzo es tan o más insoportable que el de febrero, ella le da la razón. Sueñan con estar en el norte, a orillas de una playa desierta de arenas casi blancas y océano casi turquesa. Conversan de cosas banales, se ríen. Se sientan en el parque, el sopor invade el pequeño bosque. Mejor vamos a otro lugar, aquí vas a sudar, dice ella. Algunas parejas desconocidas se mantienen a buen recaudo bajo la copa de un árbol, leyendo, conversando, oyendo música. El sol imperturbable continua su hostigamiento crónico, allí y mas allá. Algunas ardillas vuelan entre las ramas y espantadas hojas se desprenden para caer resignadas al abismo. Una cae en su cabeza, ella se ríe.  –Te están saliendo ramas-. Él la mira, no entiende.-Esto tontito-agrega ella quitando la hoja verde de su cabeza. Se ríen juntos. La besa.
Sus lenguas se adhieren la una a la otra. Saben que volverá a ocurrir. – ¿Vamos a Física?- propone él, quiero cacharte perra-. Ella lo piensa, lo mira, agarra sus manos, se vuelven a besar. El busca su lengua, la encuentra, invade su boca. De vez en cuando suelta algo de saliva. De vez en cuando muerde o lame sus labios. Son tan carnosos, siempre húmedos, siempre suavecitos. Es una hermosa boca ancha, de labios formados.  Perfecta. Él no recuerda boca más perfecta para besar, para morder, para mamar… para todo.
Ella piensa en la vez anterior que por casualidad llegaron a la Facultad de Física, al nuevo pabellón. Era de un gusto horrendo, parecía un bunker más que un pabellón de universidad. Llegaron buscando un lugar donde discutir por los celos de ella. – ¿Te gusta Patricia, no?- le dijo llorando en la puerta de su facultad. Alumnos pasaban por los costados y se quedaban observando de reojo mientras seguían andando. Era diciembre y las calles de la universidad habían sido decoradas con motivos navideños de colores chillones, papanoeles de barba blanca arropados por trajes rojos sobre renos enormes y arcángeles brillaban esa tarde noche. –Por favor, escenas no. Conversemos en otro lado, vámonos de acá-. Caminaron en silencio lejos de su facultad.
- ¿Por qué dices, eso?- pregunto él de repente, sereno. Ella no contestó. El ruido de motores lejanos rompía su silencio. Se sentaron en una banca del parque, él con las piernas a cada lado, ella con las piernas cruzadas.  –Tú y Paty se miran mucho- dijo ella mirando al suelo. El se quedaba callado y la odiaba cuando se ponía en plan de niña triste. Pero sabía qué hacer. Se acercó más a ella, despacio, sin apuro.  Cuando estuvo lo suficientemente cerca se volvió a sentar, la agarró de la cintura, la intento besar, ella rehuyó el rostro.  El sonrió, ella seguía triste. –Tontita, solo me gustas tú, me cago por ti. Estamos juntos hace casi un año y no puedo creer que no me creas. –Solo te gusta tirar- respondió ella con los ojos cargados. Él agarró sus manos –mírame-le dijo. Le agarró el mentón, se miraron. – Patricia es una coqueta, tú lo sabes. Deberías molestarte con ella, no conmigo. Yo nunca he hecho nada. Te recontra amo-. Le cantó la canción de Fito Paez que tanto le gustaba. Un grillo empezó a cantar también. Luego varios. Y se besaron.
-Ven- dijo el poniéndose de pie. – ¿Nos vamos?- respondió ella haciendo un puchero coqueto. El sonrió, coqueto también. La llevó de la mano al nuevo edificio de la Facultad de Física. Al entrar ellos algunas parejas salían riéndose, cómplices. Caminaron a través de un largo pasillo en penumbras. A pesar de ser verano el piso de loseta enfriaba el edificio. Entraron a uno de los salones.  Él cerró la puerta. Prendió la luz. Más de treinta carpetas y una mesa con una silla al frente llenaban a medias esa habitación. Se notaba que eran nuevos, que nadie los había usado. La miró. Ella pensó que terminarían, él era tan intempestivo y brutal, podría decirle que la amaba y al otro no llamarla más. –Te amo- le dijo besándola. Sus lenguas lucharon húmedamente, invadieron sus bocas de saliva y aliento. El acariciaba sus nalgas y la apretaba contra su verga. De pronto ella se alejó, lo miró – ¿Me amas?- pregunto con angustia. – Te adoro- respondió sin vacilar, con rudeza, mirándola fijamente con mirada seria antes de escupirle en la cara y empezar a lamerla. A ella le encantaba.
En un momento él le saco la chompita de hilo blanco mientras le lamia la cara, mientras le escupía en la boca, mientras le mordía los labios, y ella quedo en un polo escotado color celeste con un estampado de Hello Kitty. Sin dejar de lamerle la boca la ayudo a sacar los brazos de las mangas, le bajo el polo. Uno hermosos pechos trigueños se desbordaron. No eran inmensos pero ella era pequeña, entonces si eran inmensos. Antes de mamarlos el se sentó en la silla del profesor. La cargó sobre sus piernas.  Le encantaba agarrar sus tetas por la base y levantarlas, ofreciéndole sus pezones. El se volvía loco y empezaba. Primero lamió los pezones sin que sus labios tocaran los pechos. Los lamía alrededor, de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo. Finalmente, luego de unos segundos de tortura, aprisionaba los pechos con sus labios. Ella daba un gemido y no había como pararla. Sus manos se metían dentro de la licra negra que llevaba, acariciaban esas nalgas medianas y armoniosas. Nunca dejaba de mamar. Mientras lamía unos de los pechos lo escupió, saco una mano de sus nalgas y empezó a amasar el pecho ensalivado mientras su boca iba en busca del otro seno. La masa de sus pechos, cuando estaba arrecha, eran perfectos para su mano, podía estrujarlos, acariciarlos, aprisionarlos.  Luego de mamar sus pechos se alejaba para quedarse viéndolos. Brillaban de saliva y luego jugaba un rato con ellos como un gatito con sus cascabeles. Le encantaba ver como vibraban luego de unas palmaditas. Luego seguía mamando.
-Ven mi amor-, le dijo poniéndose de pie, sin dejar de cargarla. –No, ¡qué vas a hacer!- alegó ella, pero era muy tarde. Ya estaba echada boca arriba en la mesa del profesor. Le bajo la licra negra y el calzón hasta las pantorrillas. Se sentó en la silla, se acomodó. –Agárrate las piernas, de los muslos, sepáralas- le ordenó mientras miraba la hermosa curva que hacían sus caderas. Ella obedeció. Le mostro una vagina con bellos al ras, cuidada, siempre lista. Sabía que el detestaba que algún pendejo pendejo se quedara en su boca y le cortara la sopa. Empezó a lamer. La concha estaba mojada literalmente. Se ayudó con las manos, abrió los labios, los separó. Vio esa hermosa y rosada mucosidad, tan limpia, tan indefensa. Acercó su boca con la lengua afuera y la metió, una vez dentro empezó a azotar la profundidad de su sexo. Trataba de moverla de todas las maneras posibles, hacia círculos para sentir las paredes suaves, saladas y tibias en su lengua. Luego sacaba la lengua y solo lamía las profundidades separando los labios con las manos, lamía el clítoris con la punta, luego masivamente con el musculo de su boca. Escupía y volvía a la carga para succionar lo escupido. Ella se retorcía despeinándolo. Podían ser minutos de saliva y flujos en la boca de él y la chucha de ella.
De repente se puso de pie y pudo ver el rostro de ella ardiendo y con los ojos cargados de lujuria. Se bajó el cierre y saco un falo duro, tieso. Un resorte de carne rojísimo y palpitante con el glande hinchado y soberbio. Con una mano separo sus labios, con la otra agarró de la base su falo, lo llevó a la entrada. Paso el glande por los labios exhibidos, despacio, el vibraba, ella suspiraba, gemía. –¡Métela por favor!-. -¿Quién soy?-, pregunto él. –Mi amo-respondió ella entre desesperada y triste. Se la metió despacio, sintiendo toda la cavidad. De abajo hacia arriba, rozando siempre el clítoris. Ella dio un gemido fuerte, él le tapo la boca. Empezó a bombear. Hizo un pocillo con la otra mano y escupió, luego amasó uno de las deliciosas tetas de ella.  Su pelvis se movía rápida y frenética para luego caer en un abismo de mansedumbre y bombear suave, despacio. A veces le escupía en la cara y seguía lamiéndola sin dejar de bombearla. Luego de unos minutos eternos de fricción ella abrió los ojos y él lo supo. –No pares por favor, sigue que me corro-. El apoyo las dos manos sobre la mesa y se deleitó mirándola. Los ojos bien abiertos, las piernas también, moviendo la pelvis. Sin dejar de bombearla nunca le escupió en la cara -¿te vas a correr conchatumadre?-le pregunto sonriendo. –Responde mierda, responde perra-le ordenó dándole una suave pero firme cachetada en la mejilla. Ella abrió los ojos enormes, la boca, los músculos de su cara se pusieron tensos. La agarró del cuello, apretó suavemente. Ella chilló. Empezó a convulsionar.  El vio la chompa de hilo de ella. La agarró, le lleno la boca, la tapó. Los gemidos y gritos se ahogaron y se perdieron en el ambiente, él ya no se movía. Ella daba los últimos espasmos desesperados. El seguía dándole algunas cachetadas – ¿te corriste no perra? No me esperaste-.
Luego salió de ella. Su falo y sus testículos estaban completamente mojados, olían a chucha. –Ven aquí puta de mierda, todavía no me corro-. La saco de la mesa bruscamente, la puso de pie contra la mesa y, bruscamente también, empujo su tórax. Sus senos tocaron la mesa. Abrió sus piernas. La volvió a penetrar. Bombeó con fuerza, ahora le tocaba a él. En el camino iba a tratar de que ella se corriera otra vez.  Agarró sus caderas, hermosas asas, y la embistió duro y parejo. Su sexo se volvió a mojar y le dio algunas nalgadas fuertes. –ten mierda, ten pinga perra, ¿Cómo te gusta la pinga no? -Si amo, solo tú pinga decía ella con la voz entrecortada. Él le agarraba el cabello y jalaba suavemente. En un momento el sintió toda una fuerza concentrarse en su vientre. Siguió bombeando.
Antes de correrse salió de ella. Ella sabía lo que tenía que hacer. Aunque nunca lo dijo, le encantaba. Se arrodilló, abrió la boca y solo la embistió por ahí dos segundos.  El se alejó, como en las pornos, la agarró del mentón. –Abre la boca mierda-. Ella obediente lo hizo. Él la llenó. El semen salió con fuerza. –Mírame puta-. Ella lo miró con esos ojos inmensos que tenía, sus pestañas se abrieron asustadas. Luego de correrse empezó a embestir, su glande tocaba la campanilla de ella, atravesaba toda su garganta y la hacían dar arcadas. La mantenía en esa posición algunos segundos moviendo su cabeza a los costados. Ella lagrimeaba, pero no se quejaba. Sumisa.  Luego la jaló del cuello hacía arriba, la besó.  Sus lenguas se fundieron, corazones latiendo a mil. Un beso largo, callado y desbordado con olor a semen, con sabor a semen. Se miraron, se pintaron la cara de aliento, sonrieron.
Saliendo de la Facultad de Física ya casi no se oyen autos en la avenida cercana. Se topan con algunas parejas saliendo, también ríen. Nadie se mira. No hay estrellas, y si las hay deben buscarlas con paciencia. Es el cielo de Lima. La orquesta de grillos continúa esa sinfonía tan íntima que caracteriza a la noche.–Riquísimo, como así se te ocurrió hacerlo aquí? Pregunta ella sonriendo y mirándolo con ternura. Él recuerda a Paty, sus pechos de niña, su vagina peluda, sonríe. –Como lo vi oscuro, se me ocurrió no más.-responde con una franqueza que hace temblar. La coge de la mano.

-¿Que dices, vamos perrita?-. Ella lo mira, lo piensa, pregunta -¿Me amas, no? El sol no sabe irse y una ardilla vuela sobre sus cabezas.
-No te amo, te adoro. Tu eres la vaca y yo el toro-le responde él. Se ríen. Se ponen de pie. Van a Física.

3 Response to "Física."

  1. Anónimo 11 de noviembre de 2010, 9:57
    Es divertido la sumisión por parte de ella, pero seria realmente interesante una mixtura; existen relatos ( ojo, no lo digo, por desemerecer al tuyo) que si bien la sumisión de ella es atractiva, ella también puede dar toques de chispeante dominación, sorpresivamente lo que enriquece el texto.. en fin, un comentario más.
    Sinceramente me atrapo el relato, sobre todo por que se nota honesto, práctico, directo y te da varios puntos, a que tu imaginación, los continue.
    >.<
  2. Infiel en Potencia 12 de noviembre de 2010, 5:01
    Gracias por la crítica. Esta es un blog pequeño, insignificante, tolerante y democrático. Todo comentario hacia el autor se publica. Aprovecho para denunciar, ya que hablo del tema democrático, que he sido injustamente baneado de un blog sobre sexualidad que se cuelga en PERU21. Ahi solía dejar un comentario sobre el tema que según otros comentaristas eran originales(bajo mi nick oficial "Patrick"). Aprovechaba también para hacer el pequeño cherry a mi blog, como tanta gente lo hace y se lo permiten. De hecho mucha gente que ahora lee este blog llegó por ese medio. Pero desde hace dos semanas mis comentarios no son tomados en cuenta. No los publican, son ninguneados. Me da pena por la parejita que maneja ese blog por que ese acto intolerante solo refleja egoismo, celos y envidia. Envidia de que yo escriba mucho mejor que ellos. Lo siento chicos pero es asi. Yo escribo mejor que ustedes, ustedes lo saben, yo lo sé. A toda la gente que entra a leer y se va, tambien a los que dejan sus comentarios. Gracias...totales!
  3. Anónimo 12 de noviembre de 2010, 8:31
    Infiel en Potencia, no eres el único al q ningunean en ese blog de peru21, pero en fin! total tienes tu espacio.Tu sigue haciendo lo mejor que saber hacer...Dejarnos ser infiel a través de ti!...bueno, bueno Infiel Cerati, con todo el respeto a Cerati, que pases un buen fin de semana, éxitos! >.<
    Te ando trayendo viciosos pervertidos al blog, que diga.. persona interesadas en ese tipo de lectura..ja!!!

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